Carreteras secundarias

Transitar sin prisa por carreteras secundarias descubriendo paisajes, pueblos, caminos, fuentes, gentes. Mantener los ojos de la mente atentos a la vida que pasa, piedra, flor, insecto, agua. De una pedanía, El Espartal, a un pueblo pequeño con unas lagunas que son hogar de cría y paso de aves y numerosos animales y plantas, Puebla de Beleña.

De
sde Semillas, por pista forestal a Las Cabezadas, cinco casas derruidas entre la repoblación de pinos.

Hacia Galve de Sorbe, rozando el Parque Natural del Hayedo de Tejera Negra donde trabajé hace unos años y que merece ser concocido en cualquier época; pasando por Villacadima, precioso pueblecito recuperado con gigantes aspados que provocan alucinaciones a cualquier Don Quijote. Molinos camino de Peralejos de los Escuderos, pista hasta Manzanares, colectividad anarkista que participó en las II Jornadas Anticapitalistas de la U.A.M. a las que asistí junto con compañeros del Proyecto Pueblo.

Carre
tera SO-135, vemos a la izquierda un pueblo abandonado con 10 o 12 casas, más adelante Cañicera con algunas casas en buen estado en venta.

Co
ntinuamos por Retortillo, Barcones, Paredes de Siguenza, Sienes; es hora de dormir en un melojar cerca de Torrecilla del Ducado. Al día siguiente recorremos sus calles desiertas, 20-30 casas, iglesia, dos fuentes, luz.

Huimos de la desolación, Miño de Medinacelli, Almazán, visitamos lo qu
e queda de Baniel: naves ganaderas, un vivero forestal, la iglesia y unas cuantas casas.

Matamala de Almazán, Osonilla, ahora privado. Por Soria, Renieblas, Magaña con su castillo, Fuentes de Magaña, carreteras secundarias buscando pequeños rincones como Las Fuesas, en el valle, y Castillejo de San Pedro , en la pedregosa loma, recuperándose gracias a sus antiguos propietarios, que emigraron a Navarra y el País Vasco y ahora vuelven desenterrando recuerdos y esperanzas.

Sarnago también ha emprendido esta tarea, como tantos otros a través de una asociación de buenas gentes, devolviendo lavaderos y fuentes.

De San Pedro Manrique a Taniñe, de donde parte una pista de 25 Km. con cuatro pueblos que sufrieron el abandono de sus tierras por la expropiación forzosa en tiempos de Franco para plantar pinos. Las casas no podían ser expropiadas, pero si los terrenos de cultivo y pas
toreo, obligando así a sus vecinos a marchar al norte. Aparece Buimanco con sus prados donde es fácil ver ciervos, su iglesia ya sin campanas y algunas casas de piedra que se podrían recuperar.

A unos cuantos kilómetros, atravesado por un arroyo está Valdemoro, en muy mal estado, comido por las zarzas, apreciando aún así bonitas casas de piedra, el puente, la iglesia con el cerezo que germinó en su interior.

Armejún nos
recibe en la ladera, con sus gentes hospitalarias que poco a poco y con mucho esfuerzo han devuelto a la vida común el lavadero, la fuente, la fragua reconvertida en parrillas, las escuelas sede de la asociación, el horno, la iglesia.
Buena gente a la que agradecemos sus historias y su amistad. Si quieres ayudar en su página web aparecen las convocatorias para trabajos de mantenimiento del pueblo. Encontramos piritas hasta Villarijo, precioso pueblo junto al río Linares, tristemente blanquecino por los purines de S. Pedro Manrique, con su plaza de Ezequiel Solana empedrada, su torre del reloj sin reloj, la iglesia, la fuente arreglada, las escuelas, los huertos, olivos, cerezos, su molino de harina y su trujal hoy prácticamente en ruinas.



Fotos: Gaialdea

Sierra de Baza

En las navidades de 2.006 decidimos pasar la última noche del año a orillas del mar mediterráneo, en Cabo de Gata, con la luna llena y la tranquilidad de las playas en invierno, a pesar de notar cada año, la implacable avaricia del ser humano por adueñarse de todo lo salvaje sin dejar espacio al resto de seres vivos.

Con el alimento vital de la paz y el sosiego y la inseparable compañera de juegos y besos, Neska, tomamos rumbo a la Sierra de Baza, en Granada, despoblada de sus encinas y de sus bosques de ribera y repoblada con pinos, guardando, aún así, toda la belleza de las altas tierras, de la luz del sur, de la soledad. De Escullar a Baza, la estrecha carretera asciende sinuosa y fría hasta la loma de las Bazanas, de casi 2.000 m, donde pasamos la noche con el viento, la nieve y la oscuridad silenciosa que brinda estrellas. Como hay bastante nieve dejamos para próximos viajes visitar la cortijada del Tesorero y cogemos la pista que, circular, pasa por Las Bastidas, donde un albergue aguanta el mal uso y ofrece preciosas vistas de la Cueva de la Golfa;

más adelante un área recreativa, con fuente "no potable" y Las Balsillas, aldea deshabitada que cuenta con una casa reconstruida. En la cuenca del arroyo Bodurria se emplaza Pocopán, de abandono inhóspito y suelos pobres, desarraigados. Nos encontramos con otra área recreativa, la del Pinarillo, en el barranco del mismo nombre, con pequeño refugio y fuente "no potable"; seguimos ascendiendo por la pista hasta regresar a la carretera. Dormimos en el carril que va hacia Las Tablas y al día siguiente regresamos a Madrid por la Sierra de Cazorla. Sin duda esta sierra merece ser conocida más profundamente. Os recomiendo la Guía para conocer y visitar el Parque Natural de la Sierra de Baza, de la Asociación Proyecto Sierra de Baza, que se puede comprar en Caniles, en Baza o a través de internet.
Fotos: Gaialdea