Sierra de Baza

En las navidades de 2.006 decidimos pasar la última noche del año a orillas del mar mediterráneo, en Cabo de Gata, con la luna llena y la tranquilidad de las playas en invierno, a pesar de notar cada año, la implacable avaricia del ser humano por adueñarse de todo lo salvaje sin dejar espacio al resto de seres vivos.

Con el alimento vital de la paz y el sosiego y la inseparable compañera de juegos y besos, Neska, tomamos rumbo a la Sierra de Baza, en Granada, despoblada de sus encinas y de sus bosques de ribera y repoblada con pinos, guardando, aún así, toda la belleza de las altas tierras, de la luz del sur, de la soledad. De Escullar a Baza, la estrecha carretera asciende sinuosa y fría hasta la loma de las Bazanas, de casi 2.000 m, donde pasamos la noche con el viento, la nieve y la oscuridad silenciosa que brinda estrellas. Como hay bastante nieve dejamos para próximos viajes visitar la cortijada del Tesorero y cogemos la pista que, circular, pasa por Las Bastidas, donde un albergue aguanta el mal uso y ofrece preciosas vistas de la Cueva de la Golfa;

más adelante un área recreativa, con fuente "no potable" y Las Balsillas, aldea deshabitada que cuenta con una casa reconstruida. En la cuenca del arroyo Bodurria se emplaza Pocopán, de abandono inhóspito y suelos pobres, desarraigados. Nos encontramos con otra área recreativa, la del Pinarillo, en el barranco del mismo nombre, con pequeño refugio y fuente "no potable"; seguimos ascendiendo por la pista hasta regresar a la carretera. Dormimos en el carril que va hacia Las Tablas y al día siguiente regresamos a Madrid por la Sierra de Cazorla. Sin duda esta sierra merece ser conocida más profundamente. Os recomiendo la Guía para conocer y visitar el Parque Natural de la Sierra de Baza, de la Asociación Proyecto Sierra de Baza, que se puede comprar en Caniles, en Baza o a través de internet.
Fotos: Gaialdea